lunes, 25 de junio de 2007

Vida gitana

Quizá ése tendría que haber sido el nombre del blog, pero "itinerante" sonaba más lindo... jeje (qué fantasma sos, diría mi hermano).
La cuestión es que así estamos, gitaneando; acomodándonos de aquí para allá, como hace un par de años supe que iba a ser mi vida. Y no me desagrada del todo. Está bueno cambiar de aires, conocer tierras nuevas, ponerse a prueba en cada recomenzar. No está para nada bueno dejar la gente que uno quiere, a uno y otro lado del océano, sentir que siempre dejo un pedacito mío en algún lugar, un pedacito con el que no me reencontraré jamás.
"Al lugar donde fuiste feliz nunca debieras tratar de volver"...
Escuchando Sabina con Ana, mi hermana, ella me dijo "escuchá esta frase". Es simple, creo que forma parte del sentido común, y no de la inventiva de nuestro querido cantautor, pero no deja de sorprenderme y de dejarme atontada un ratito más, un poquito más de lo que estoy...
Estuve dos semanas en Morteros, mi pueblo, donde están mi madre, mis abuelos y algunas de mis amigas más queridas. En mi casa de toda la vida. Enfrentándome todos los días al sabor agridulce que tiene el repaso de nuestro pasado. En esa casa nos criamos, crecimos, fuimos felices. Grabamos programas de radio, pasamos tardes enteras cosiendo ropita de muñecas, cocinando scones, recortando Billiken. De esa casa, días después de haber cumplido mis 15, también vi salir a mi papá en una silla de ruedas para no verlo volver a entrar nunca más. De esa casa quise también muchas veces escapar como para huir de ese recuerdo. Allí también, poco después, con el corazón acongojado pero tan ávidos de cariño, le abrimos las puertas a ese chico de 17 años, mi primer amor, mi gran amor, mi actual amor. Que caía con helado y cucuruchos y obviamente nos tenía en el bolsillo a todos. A mí, mi mamá y mis tres hermanitos. En esa casa vive hoy mi mamá con su nueva pareja, que (ya sé que es muy de culebrón, pero es así mi vida) es el padre de ese chico, de mi gran amor.
Ahora estoy en Córdoba, la ciudad en la que estudié, en la que hice realidad muchos de mis sueños de chica de pueblo... ir a la universidad, trabajar como periodista, conocer un diario, escribir para ese diario! Ahora vuelvo de otra forma. Logré que con mi chico nos alquilemos un depto amoblado, chiquito, pero donde podemos estar los dos solos. Un refugio. Un lugar donde podemos escaparnos cuando todos los fantasmas y los recuerdos nos acechan. Un lugar nuevo, en el que estamos tratando de ser felices, de vivir el hoy, y de pensar poquito a poco el futuro.
Todavía no sabemos cuál será nuestro próximo destino, seguramente Italia nos esperará de nuevo, ojalá la Cerdeña! Hay algunas posibilidades. Ya iré contando.
Mientras tanto sigo en mi refugio. Que, entre sus muchas virtudes y poquitos defectos, tiene banda ancha inalámbrica!!!!!!!! (¿vieron con qué poquitito ya soy feliz?).

martes, 12 de junio de 2007

Volver...

Ya estoy en Argentina de nuevo.
Tenía muchísimas ganas de sentirme de nuevo en casa.
Aunque ese concepto, ¡ay! ese concepto de hogar... qué difícil es poder encontrarle una definición adecuada.
Alguna vez escuché, o leí (y era alguien bastante conocido, ustedes quizá me ayuden), que Patria es el lugar donde están enterrados tus muertos. Y entonces en ese caso coincido, aquí es mi Patria, aquí es donde están mis raíces, aquí es donde quiero volver... donde siempre añoro volver.
Aquí me esperaban todos. Mi querida familia. Los extrañaba demasiado. Y todavía pasada una semana me parece como si no le hubiera sacado todo el jugo que hubiera querido. Menos mal que todavía me esperan muchos muchos días... un par de meses...
Pero el sentimiento de destierro te acompaña igual. Sentís que hay muchas cosas que te perdiste y que son casi irrecuperables. Ando de aquí para allá queriendo repartir besos, abrazos, caricias, palabras... y luego termino acurrucada en el regazo de mi mamá sintiendo que esta vez quizá me agoté. Quizá necesito una sobrecarga de amor. De recibir amor. Y de calmar un poco la catarata del dar, que me brota inevitablemente. Pero que te deja exhausta.
No sé si era este el post que quería escribir a mi vuelta a la Argentina. Tenía un montón de ganas de contarles los pormenores de ese larguísimo viaje de un día y medio entre aviones y aeropuertos, con más de una anécdota. Pero por ahora, esto es lo que hay.
Sepan disculpar!