lunes, 30 de marzo de 2009

Primavera, estás aquí

el niño corretea por el balcón con sus pelotas y sus autos, tengo todas las ventanas de la casa abiertas, son las 20 y recién se acaban de ir los últimos rayitos de sol, deben hacer unos 18 ó 20 grados ("la temperatura ideal", me dijo una vez mi almacenero), ya terminé mi trabajo del día de la fecha, tomamos mates con amigos (terminé la taragüí, pero es un detalle menor) y en breve me voy a poner a hacer una de mis especialidades: tarta de espinacas con ricota, masa casera incluida. Como le decía hoy a una amiga, mi humor tiene ciclos, pero en este momento estoy en lo más, más alto del círculo.

jueves, 26 de marzo de 2009

El mejor regalo



Yo soy una nostálgica empedernida, una romántica sin cura.
Soy una enamorada del amor, una adicta al pasado, una nena que suplica todavía a su abuela que le cuente historias.
Una Wendy que, esta vez, se niega a crecer.
Soy todavía esa nena que está en las fotos.
Soy ellas y él. Soy ese cordoncito umbilical que me resisto a cortar.
Y cuando me llegaron todas estas fotos, el corazón me saltaba y no sabía qué hacer con tanta felicidad.
Gracias Angie. Gracias hermanos. Gracias papá, gracias mamá.
Gracias por esa infancia. "Allí quisiera volver, a menudo".

lunes, 23 de marzo de 2009

Gajes del oficio

No, no, no del ser mamá.
Yo también soy periodista, aunque suelo olvidarme.
O bué, será que los gajes del tipo de periodismo que hago, no son tan apasionantes como los de ser mamá, je.
Pero hoy no podía dejar de compartir con ustedes esta nota que escribí para uno de los dos diarios para los que trabajo. Creo que entenderán por qué. Aparte no lo siento tan autobombo, porque el mérito es de ellas, que me contaron sus vidas, que se prestaron a la nota, que me escribieron su testimonio con tantos detalles que no sabía cómo hacer para meter todo en los espacios siempre mezquinos del diario. Y del diseñador, genio total y absoluto, que miren lo que dejó estás páginas. (Hagan clic y agranden, y los que prefieren leer en la versión digital lo pueden hacer aquí, pero faltan las anécdotas de los chicos).


¿Gutó?

Ah, ya me pongo a contestar los comments del post anterior, ja, que merecen respuesta toooodos, pero anduve con el niño con flojera intestinal aguda (no sé cómo llamarla para que suene menos feo, pero igualmente suena feo). Y se vienen más Italian way. Como quien no quiere la cosa, hoy estamos invitados a almorzar a lo de una familia italiana d.o.c.! habrá material de sobra!

jueves, 19 de marzo de 2009

The Italian way

Mi mamá me lo hizo ver enseguida, yo no me había percatado. Las mujeres italianas (corrijo, madres de relativamente joven edad) van por la vida enojadas, con el ceño fruncido, gritándoles a sus hijos, apuradas, empujando el carrito sin importarle si ahí en su camino estás vos, tu hijo, o una anciana intentado leer el precio de la mozzarella. Parecen mucho más grandes de lo que en realidad son. Su pelo va durito, de peluquería, seguramente planchado, o con brushing, y rara vez huele a limpio. La ansiedad se lee en su rostro, en sus conversaciones, en sus actitudes. Viven estresadas, sean casalingas (amas de casa) o trabajadoras.
Pablo ensaya la teoría de que son sometidas, que son infelices, que son resentidas. Y con la más mínima solidaridad de género posible tira todo el peso de la culpa en los hombres. El hombre italiano, por el contrario, es un tipo relajado, que se ríe y habla hasta por los codos en el bar, que se va a comer pizza con los amigos una, dos o tres veces por semana. Que vuelve a su casa y se instala en el sofá, se calza las pantuflas, y se mira todo el fútbol que Sky es capaz de transmitir.
Cuando voy a una casa italiana siempre, siempre me sorprendo de que todo brille, de que no haya nunca ni un pelo fuera de lugar. Ahora más o menos entiendo la dinámica. Los italianos aman su casa, es una especie de santuario admirable, invierten tiempo y dinero en ella, no alquilan ni que los maten, a los 30 y con suerte se toman el trabajo de buscar el futuro hogar, se meten en un mutuo (crédito hipotecario) y hacen eternas excursiones al Ikea donde delinean ese hogar perfecto, ese reino que al final, mujer, se te convierte en cárcel.
Ahora entiendo por qué evitás casarte. Juro que hay otro camino, cara amica.
Prefiero tener un poquito más de polvo en casa, pero una sonrisa en el rostro, grazie.

viernes, 13 de marzo de 2009

Hay días, y días...

Días del rey sol con fiebre alta, dos, pero demasiados días.
Días de antibióticos.
Días de migraña.
Días de extrañar a mamá.
Días de mucho trabajo.
Días de marido que se juega, que cocina, que me cuida.
Días de tratar de entrar en ese engranaje que es la rutina.
Días, dos, que el niño se duerme antes de las diez.
Día (uno) en que el niño va a la guarde antes de las 8.30, y hasta las 12.
Días de planes para las visitas que vendrán.
Días de alegrías.
Días sin tiempo para melancolía.
Días de lecturas en siesta de Emilio.
Días en los que a veces sobran minutos para estar solos, para disfrutar.
Días como hacía mucho no tenía.

domingo, 8 de marzo de 2009

Nada que ver, eh?

Pero hace rato que quería mostrarles este video.
No es que querramos condicionarle el futuro al pobre chico, es que aprenden por imitación!!! (o no?).

martes, 3 de marzo de 2009

De turistas enamorados y encuentros improvisados

Los madre-suegro están en viaje. Estoy tan contenta por ellos. Se largaron solitos, aceptaron mi propuesta de viajar aun cuando yo no pudiera acompañarlos, y creo que el saldo es más que positivo. Desde que llegaron los llevamos a Pompeya, a hacer toda la Costiera Amalfitana desde Salerno a Sorrento (Positano, Amalfi, Maiori... todos pueblitos entre montaña y mar uno más encantador que el otro), a la Reggia (el Palacio Real de Caserta), a Casertavecchia, donde disfrutaron la nieve... y el sábado pasado, cuando teníamos todo el tour armado para ir a la isla de Capri, desde Nápoles en ferry, Emi pasa una noche de perros con mucha tos, fiebre, andaba súper caído y yo así no quería sacarlo. Vayan ustedes solos, les dije, y para mi sorpresa, aceptaron. Suegro tiene sus limitaciones, secuelas de polio que limitan mucho, mucho su movilidad. Eso, sumado a la barrera idiomática, hace que no se quieran largar demasiado solos. Pero al final fueron, y por las fotos y sus comentarios, fue lo mejor que podrían haber hecho. Aparte Capri es la isla del amor!!

Ayer lunes íbamos a partir los cuatro, ellos, Emi y yo, a hacer Roma-Firenze-Venezia. Todos los hoteles reservados, itinerario en tren bien estudiado, todo en orden (maguitours, a su servicio!!). Pero, sabiendo cómo son estos viajes de agotadores, y con mi pequeño demonio todavía un poco enclenque, decidí que no me sumaba a todo el itinerario. Pero sí, a Roma, ya que íbamos en auto, con Pablo, era otra cosa. Y así fue: nos fuimos los cinco, recorrimos la Basílica de San Pedro (Luis hasta hizo el itinerario de las tumbas, se la re bancó), y luego, con poco tiempo, mi mamá y yo tomamos nuestro propio rumbo así los hombres descansaban, y nos fuimos a ver Piazza di Spagna y la Fontana di Trevi, para después encontrarnos en Termini (previo chaparrón-diluvio que nos dejó hechas sopas, aun con paraguas, gracias a mi previsora madre!) y desde ahí despedir a la parejita viajera que partía hacia Firenze, ya sin nosotros.

Y ahí siguió nuestro día de sorpresas y alegrías. Llamé a Marce, a ver si en una de esas podíamos concretar nuestro anhelado encuentro (y sobre todo, el de Emi y Maia!), y ya saben, como bien dijo ella, las cosas improvisadas son las mejores, y así fue. Los dueños de casa nos homenajearon con un lomo argentino al horno (Marce eximia cocineraaa!!!!), papas exquisitas, vinito italiano, Emi se encargó de acosar a Maia como corresponde (ya verán fotos) y nosotros de charlar bastante, divertirnos, conocernos aun más, porque vieron cómo es esto de la virtualidad, uno es como que ya se conoce de toda la vida. Así, tal cual, me pasó con Marce.

Prometo las fotos... apenas la fotógrafa oficial me las pase, porque obviamente yo cedí todo mi aparataje tecnológico a los turistas enamorados!


Robado a Marce, el collage del encuentro!