jueves, 19 de julio de 2012

definiciones

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sábado, 30 de junio de 2012

mate y escribo

Es como todo, ¿no? Cuestión de arrancar... y gracias por estar ahí, por seguir ahí. Para alguien que vive de escribir, o de estar sentada frente a la compu tecleando, traduciendo, editando... el blog es una distracción. Y ustedes una especie de compañeros de oficina con quienes hacer tertulia. Los mates están siempre. Si no, pareciera que el cerebro no funciona. Mates amargos, el combustible ideal para que las neuronas arranquen, o vuelvan a arrancar mejor, porque los hago a media mañana. Así que nada, parrafeo así, medio sin sentido, medio porque lo necesito, medio porque arranqué y quiero seguir, medio para compartir el embole de traducir miles y miles de palabras de alardeo corporativo de una multinacional italiana. Tengo que definir bautismo y cumple de Federica. Tengo que definir casa, trabajo de marido, probablemente auto, muebles y electrodomésticos en cuotas. Tengo mucha ilusión pero marido siente que está haciendo un luto, que parte de su carrera deportiva está muriendo con esta elección, por más que haga un buen contrato, es volver, es quedarse, es ya no itinerar. Cómo se hace en la lucha de intereses. Trato de que piense más allá de su propia realización. Trato de que vea la cuestión familiar. Y trato de que no se noten tanto mis ganas ni de ser una presión. Me siento una malabarista. O una equilibrista mejor. En medio de un circo, no tan alegre por momentos. Eufórica, en otros. ¿Será por eso que me gustó tanto Madagascar 3?

viernes, 29 de junio de 2012

Dos meses y van...

Miro incrédula mi blog en la lista de otros blogs amigos... dos meses de la última entrada. Y no puede ser. Para mí el tiempo vuela. Se esfuma. Corre. Y es lógico, es porque estoy en Argentina. En Italia los segundos y minutos parecían tener otro espesor, otra densidad. Las voces, las palabras y las presencias de aquí me aligeran el correr del tiempo, alivianan la carga misma de la vida, a veces, casi siempre. Por momentos digo, "soy otra". No soy la misma que escribía Vida itinerante. Soy otra Magui. Amerita un nuevo blog. Pero no, tampoco creo que sea la solución. Sin dudas estoy en un paréntesis, un momento de impasse en mi vida, hasta que decidamos un nuevo destino, y quizá ese nuevo destino sea más cerca de lo que pensamos. Por momentos, Italia aparece como una solución rápida a las incertidumbres... "porque allá siempre podemos volver" (y la inflación no nos persigue como aquí). Pero acá hay tanto más. Hay proyectos, familia, amistades, afectos, manos, brazos, risas. Está nuestra identidad. Lo único que añoro es tener nuestro nidito, nuestro refugio los cuatro. Sigo en lo de mi mamá y aunque me ayuda muchísimo, todos sabemos que "el casado casa quiere". Así que pido que pase rápido este mes y que podamos tomar una decisión final. El plazo es el 31 de julio, y entonces sí, el paréntesis se cerrará, y tal vez, vuelva a escribir más seguido. Mientras tanto trabajo mucho, Federica crece, Emilio ni hablar, y no quiero que pase el tiempo sin dejar constancia. Por eso me niego a cerrar este espacio. Y claro, porque los quiero, mucho, a todos los que están del otro lado. Ese cariño inexplicable, virtual, de la cercanía impalpable, pero real. La cercanía de las palabras.

jueves, 12 de abril de 2012

Tener hijos es tener imaginación!

Estuve en Buenos Aires para Semana Santa, más precisamente en la república de Lanús. Con el único objetivo de reunirnos con el señor padre de estos niños, y pasarla bien los cuatro juntos. Ni hablar que las casi once horas de viaje de ida, más las once de vuelta con los dos niños no fueron lo más parecido a un viajecito de relax. Pero bueno, son tiempos de sacrificio y de siembra (dirían varios, entre ellos mi marido), ya llegarán esos tiempos, en los que tendré suficiente dinero y horas de ocio, como para dedicarme al sano relax. El problema es que voy a ser una vieja chota. Ja. Pero no importa. Disfrutemos igual este tiempo de valijas siempre abiertas, de niños que saltan, chillan y reclaman, del mismo modo en que te dan los más lindos abrazos y te deleitan con su ingenuidad. En fin, de dulce, delicioso caos.
Ayer me topé otra vez con este post (en inglés), y lo copio acá porque me encanta cada vez que lo leo. Es una visión distinta (de un hombre) sobre el tener hijos o no tenerlos, y sobre el argumento de "ser egoístas" que esgrimen muchos que deciden que "no están listos/preparados" para tenerlos. Me encanta eso de pensar que ya el solo hecho de pensar en tener hijos es tener capacidad de imaginación; para imaginarnos transformados, en otra unidad.
Dejo fotos, el tiempo vuela, pasa tan rápido... que al menos aquí, dura un poquito más.






viernes, 16 de marzo de 2012

Casi como volver...

Cuando uno vive tantos años dando vueltas y vueltas, siempre idealiza el momento de volver. Pero a mí, fundamentalmente, me costó mucho siempre imaginar y saber dónde quería que fuera "el" lugar donde establecernos, aunque la balanza se inclinaba y se inclina siempre y cada vez más por mi pueblo de veredas anchas.
Ya estoy aquí, por un tiempo, pero el tiempo más largo quizá desde que empezamos esta vida itinerante (seis meses!). Y es, en cierto modo, un simulacro bastante realista de lo que será el después. Emilio empezó salita de 4 años, por tercera vez (tenía un inicio previo en Italia, otro en Corrientes), en el mismo cole donde hice toda la primaria. El mismo patio, las mismas arcadas, la misma casita donde jugábamos al poliladron, a la mancha y a la escondida...
Yo no llegué a poner un pie que ya tenía dos ofertas de trabajo. Una impensada, demasiado grosa, demasiado todo. Demasiado de esas que dan para pensar: ¿y yo quiero de verdad esto? Mil veces dije que hubiera dado todo por un laburo estable, un laburo que me dé tranquilidad, que me haga sentir realizada y feliz, "en lo mío". Pero qué mierda. Por suerte supe ir tejiendo los hilos de la freelanceada, y lograr algunos curritos interesantes, que me los puedo llevar a cuestas.
La oferta es tentadora. Y las voces del pueblo que te dicen: "no podés rechazarlo" lo son más aún. Pero yo escucho mi voz interior, y me dice que no, que no es lo que quiero. Que Pablo todavía tiene un par de años más de vida itinerante, que quién me manda a establecerme acá con los chicos, trabajar ocho horas por día fuera de casa, que él siga vagabundeando, y que nos veamos una vez al mes... Esa no es mi idea de familia. No, y menos con nenes tan chiquitos.
Me voy a animar a decir que no. Voy a seguir arriesgando. Esta vida es un poco loca, cambiante, intensa. Pero nos hace felices. No logro imaginarme de otro modo, por ahora. Aunque de a poco, lentamente, vamos echando amarras.

jueves, 8 de marzo de 2012

Al cuadrado

- Hoy hice lentejas para toda la familia. Y Federica se comió su buena porción, procesada, junto con las cebollitas y el zapallo en el que se hirvió todo. Esta chica come hasta bulones, como se suele decir. Qué satisfacción.
- Ayer dije en el jardincito de Emilio que estos seguramente iban a ser sus últimos días, que el lunes ya no va a ir más, que va a empezar su jardín en mi pueblo de Córdoba... Y la maestra me dijo: "¡Qué pena! Es que Emilio es un espectáculo. Ojalá todos los chicos fueran como él". Qué satisfacción, bis.

lunes, 5 de marzo de 2012

La vida es bella, ella es bella





Yo recuerdo muy bien cuánto blogueaba cuando Emilito tenía la edad de Federica. Necesitaba la catarsis casi diaria (y el apoyo de la red de mamás que más o menos hemos ido armando) casi como al agua, como al aire. Ahora es un poquito diferente. Bastante diferente. Sin dudas, soy otra. Con otras seguridades como mamá. Ella es diferente. Es una santa. Pero estoy convencidísima de que todo pasa también por mis seguridades y la tranquilidad que logro infundirle (creétela sí, creétela!).
No pasa ni siquiera por estar en Argentina o no, creo. Ella fue así, una bebita pancha y sonriente, casi desde el nacimiento. Tuvo sus ataques de llanto, sí, no crean que no. Cólicos vespertinos, o como quieran llamarlos. Deben haber durado dos semanas o más. Todas las noches antes de dormirse lloraba a gritos desde las 22 hasta la medianoche, o como sea, una hora y media o dos antes de lograr caer rendida. ¿Gases? ¿Nervios acumulados durante el día? Quién sabe... yo solo atinaba a estar tranquila, decir "ya va a pasar", ponerla en la teta, en la cama, abrazarla fuerte, acunarla. Todo. Pero todo con calma, y con esa "consapevolezza", esa certeza absoluta de que "ya va a pasar". Eso que te da solo el haberlo pasado alguna vez antes.
Ahora tiene siete meses, dos dientes, pelos dorados tirando a anaranjaditos, pelitos largos pero tan finitos que parece que se fueran a volatilizar, muchos rollitos, una panza que se le cae del pañal, y sonrisas pícaras a toda hora. Emilio vuelve del jardín y solo pregunta por ella. Ella le devuelve todo su amor con babas que se le caen y la sonrisa que se le sale de la cara, además de abrazos y tatatatata en la cara de su hermano. Pero el amor inmenso es con él, con su papá, nunca pensé que iba a ser tan marcado. Si lo ve pasar, le grita, lo llama, y si él no responde se larga a llorar desconsolada.
Sé que voy a pecar de madre babosa, pero no importa. Si Emilio tardó como dos años y medio en hablar, creo que ella va a compensar. Además de los tatatata, dice papa, papá, mama, mamama, identificándonos! Y el otro día -juro que es verdad, aunque solo sea casualidad, déjenme contarlo- le dije: "Vamos a tomar teta?", y ella respondió "Ateta!".
Ahora sí, le debía un post todo a ella, porque hace la vida más bella de lo que ya es.
Federiquita bella, mi chinita, Chuquita de mamá.

sábado, 25 de febrero de 2012

Ellos, el verano, olorcito a felicidad



Siempre, siempre, toda mi vida, amé el invierno. Herencia de mi madre. Qué lindo que es el invierno para poder hacer tortas y escones, encerrarte a tomar café con leche o matear tranquilos, es más lindo para ser productivos también, nada de andar de aquí para allá sudando la gota gorda para hacer trámites, o simplemente sudar frente a una computadora, como me sucede desde que estoy aquí. Pero creo que ya me acostumbré a sudar feliz. Tomo tereré y transpiro. Me acostumbré a bañarme todas las veces que pueda y tenga ganas, a que a pesar del aire acondicionado haga calor en casa, y que ni siquiera de noche se puedan abrir las ventanas para que refresque. Pero qué lindo que es el calor correntino. Ahora entiendo por qué también acá tienen los mejores carnavales del país (que no se ofendan los de Gualeguaychú).
Me quedan pocos días correntinos y ya estoy extrañando esta ciudad. Un mes y medio largo hace que estoy aquí y creo que nunca me adapté tan rápido a algo. El otro día cuando llevé a mi hermana a la Costanera, manejando, y mostrándole las calles (que Emilio ya se sabe de memoria), me di cuenta cuánto me adapté y qué rápido. Será que uno ya viene con el chip preparado para estas cosas. O que es Argentina. Si me pongo a pensar, en Capo llegué a hacer algo como lo que hice con mi hermana, manejar esas distancias, y con esa tranquilidad... mmm... dejame pensar... creo que me llevó seis meses por lo menos. ¿O más? Creo que un poquito más.
El invierno también tiene que ver. Te encierra más.

Ah, dejo de filosofar baratamente. Me llaman a la realidad los gritos de la gordi.
¿Vieron las fotos? De la gorda cada vez más gorda, y del flaco cada vez más flaco (y pelado).


domingo, 12 de febrero de 2012

domingo a la mañana

Mi hijo es fanático de los deportes. Quizá es una consecuencia lógica de ser el hijo de un deportista profesional, una madre que siempre ha disfrutado de practicar y mirar deportes, e hiperactiva por naturaleza (hasta que en algún momento de la vida se me desencadenó el gen fiaca, o el gen adultez, por el cual siempre hay algo más importante que dedicarme a mover las cachas) o no sé, es él así y punto. Su fanatismo pasa, por ejemplo, por despertarse y que la primera cosa que haga sea prender el televisor y mirar "deportes, por favor, mamá". Eso implica fútbol, rugby, básquet, tenis... en ese orden. Pablo suele contar como anécdota que en Italia se levantaba a las siete y media y ponía Rai Sport Italia y miraba cualquier moco que encontraba, como ciclismo de los años '50 en blanco y negro. Y es verdad.
Después de la dosis televisiva, empieza la cuestión motriz. Tenemos un aro (de básquet, tengo que aclarar??) que transportamos para todos lados, comprado en Decathlon y con el que empezó a meterla desde antes de caminar!!! La pregunta obligada es: "mami, es la hora de la siesta?", así sabe si puede empezar a picar la pelotita. Después sigue fútbol, pateando contra aros improvisados en las puertas y yo pidiéndole por favor que evite manchar las paredes del departamento a estrenar en el que nos hemos metido. Y por último el tenis, con su mini raqueta también de Decathlon (por qué no existe algo así acá, eh??) corriendo por los pasillos y pidiéndote encarecidamente que seas su entrenador.
Algo así, casi todos los días, a prácticamente toda hora... menos mal que mañana empieza el jardín.
Esto venía a colación porque esta mañana, cuando estaba mirando rugby, Nueva Zelanda e Inglaterra, y después Argentina y Sudáfrica, preguntando nombres, números de jugadores, banderas, etc, etc, etc, todo lo que puedas imaginarte, me dice: "MAMI, SI ESTO SE JUEGA EN ARGENTINA (que de hecho, no), QUÉ SUERTE TIENE LA ABUELA!!"... "¿por qué, hijo?"... "ELLA ESTÁ EN MORTEROS, EN ARGENTINA!!!"... claro, porque Corrientes, no está en Argentina para vos, no es cierto???!!!! Y no hay forma de hacérselo entender. Argentina es sólo una para él. El lugar donde están sus abuelos, sus bisa, su perra Sasha, su gato Ricardo, mis amigas y sus hijos, su inseparable amiga Cata...
Qué dulce confusión que tiene, mi vida.

jueves, 2 de febrero de 2012

Del Mediterráneo al Paraná

Aquí sigo, gente. Ocupada lidiando con el calor, los niños, la casa, el trabajo, y la felicidad constante de saberme en Argentina. Muy ocupada tratando de aprender el arte de hacer un buen tereré. Ocupadísima en vivir el momento. Hoy estamos aquí, en Corrientes. Una ciudad hermosa, con las típicas contradicciones de la Argentina, pero hermosa al fin y al cabo. Por suerte no perdí la capacidad de asombro y sigo divirtiéndome como una niña con las cosas nuevas, como la gente que anda con sus termitos y sus reposeras como incorporadas al cuerpo, para todos lados. O la alegría de ver playas de arena doradas junto al Paraná, algo que nunca hubiera imaginado. Y saber que toda esta belleza es nuestra, es mía, es argentina.
Decía, retomando, hoy estamos aquí, mañana no sé. Pero no me importa. Tengo todo lo que necesito para ser feliz. Tengo, fundamentalmente, la decisión tomada de querer ser feliz a toda costa, y eso creo que es lo importante.
Quiero seguir escribiendo más seguido, de pequeñeces, las pequeñas cositas que me hacen feliz cada día, o que me enojan, o que me cansan, o que me divierten. Pero a veces sencillamente no hay tiempo. Ojalá sigan por ahí. Yo, aunque muda, ando deambulando por los blogs de todos. Sepan disculpar los silencios prolongados! Ahora los dejo, que se me entibia el tereré!! :-)