miércoles, 23 de diciembre de 2009

Navidad, navidad!

Acabo de hacerle un videíto que en algún momento reduciré de tamaño, editaré y subiré a Youtube, es mi hijo diciendo chicho bellllo, chicho bellllllo... stelllllla, fiorellllllllla, y dos minutitos de conversación adorable con esa cosita que me tiene loca, qué quieren que les diga. Y encima es navidad y estoy más entusiasmada que él, más ansiosa que él, ya le hice abrir varios regalos antes, y si sigue así se va a quedar sin nada para que le entregue Papá Noel!
Compré cerezas patagónicas a un precio irrisorio, pero no importa, es para adornar un cheese cake que va a ser mi dulce aporte a la gente tan buena onda que nos invita a pasar estas fiestas tan familiares, a nosotros, los exiliados, digamos. También un plato grande rojo brillante, y tortera desmontable. Porque no tenía. Tengo todavía gran parte de mis pertenencias en mi hogar del año pasado, sí, aunque no lo crean.
Y estos días son así, poco trabajo, lo mínimo y necesario, mucho tiempo para disfrutar de Emi y de Pablo, para comprar regalitos, para pasear, para descansar y respirar mucha atmósfera navideña. Que total la ola polar ya pasó por aquí por la Sicilia, y ahora el scirocco nos trajo 20 grados!!! no me envidien!! y un sol radiante, y el mar que casi se tranquilizó.
Y sí, la nostalgia es casi inevitable, pero este año se cuela en forma de alegría, de recuerdo feliz, de desear estar allá, pero de no sufrir. Tengo mucho para estar contenta, así que esto es lo que prevalece!
Mis mejores deseos para todos ustedes, lectores de este blog gitano! Gracias por tanta y tan buena compañía, siempre.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Dos y dos


Emilio está grande... dos años y dos meses. Cuando cumplió dos años planeta mamá se encargó de hacerme caer de la nube con un mail en el que decía, a grandes líneas, o más bien literalmente, que mi hijo ya dejaba de ser un bebé, para pasar a ser un niño. Que en este año completaría varios hitos importantes: dejar el chupete, la mamadera y el pañal, entre otras cosas. Quise empezar por lo último, compré una pelela hermosa, con cara de pato con un pico que suena, pero por supuesto, la usa de moto, le salta arriba, me toma el pelo. Pero de hacer pis o caca ahí, mejor ni hablemos. Pero no me desespera. Ya lo hará, cuando esté listo.
En estos dos meses que estamos aquí, será el aire de mar, será la pasta italiana, el aceite de oliva y el parmiggiano... no sé... para mí es como si hubiera crecido dos kilómetros! Está tan alto y por primera vez no lo veo menudito. Cuando lo levanto y me veo al espejo me siento ridícula, alzando una cosa tan larga y grandota, pero enseguida se me acurruca y parece de nuevo un bebé.
Nos dice mamía y papío, me hace reír mucho. No sé de dónde sacó eso.
Se pone a hablar solo por los rincones, elabora discursos en su media lengua que me hacen reír sola mientras lavo los platos o trabajo en la computadora. El otro día miraba su chupete y decía muy dulce: "noooo caqueca (francesca), no, chupete de emiiio, noooo... no se pede, no se pedeee... queré comprrraarrrr???". Para él todos los bebés y nenes chiquitos son francesca, la hija de una amiga, en la que descubrió cómo los bebés toman la teta, entonces ella está siempre presente, sobre todo cuando se trata de cagar a pedos a alguien.
O si no, reproduce lo que le dicen en el jardín cuando me voy, mitad en italiano, mitad en español... "no tore emiiio (no llores), no toreee bimbi (nenes), ya viene a mammaaa, ya viene mammma".
De a poquito está incorporando palabras en italiano, pero él habla todo en español, y me gusta que sea así. Dice "tívolo" (scivolo, tobogán), "palllla" (palla, pelota), "bimbi", "canestro" (doble en el básquet!)... y el otro día mientras le preparaba una sopita y le decía "emilio, vamos a tomar la sopita, qué rico, qué rico!"... me mira con ojitos entre tímidos y pícaros y me dice "menetrra"... lo miré un rato hasta que me cayó la ficha: MINESTRA!!! sopa en italiano! jajaja! eso se lo deben ofrecer seguido en el jardincito (aunque casi nunca almuerza ahí).
Me prometí a mí misma, y lo hago también aquí frente a ustedes, venir rápido a escribir cada vez que descubra estas cosas, porque sé que me estoy olvidando la mitad, y el otro día me descubrí olvidando completamente algo que me había hecho reír mucho a la tarde... se lo quise contar a Pablo a la noche, y fiuuuuu, habíase evaporado de mi mente. NO PUEDE SERRRR! Los treinta están haciendo estragos.