lunes, 30 de noviembre de 2009

Shockeada

De la frustración, a la felicidad total, al shock... y bueno, así es la vida.
De verdad, estoy todavía shockeada y paralizada por la avasalladora cantidad de amor en todos los envases habidos y por haber que me llegaron para los fatídicos 30. No sé por dónde empezar a responder los mails que me hicieron derramar mares de lágrimas, las llamadas inesperadas, los mensajitos de fb que por más que despotriquemos, son lindos! no sé por dónde seguir agradeciendo tantas cosas que a veces siento que no, no me están pasando a mí. Pero maldita culpa sí, sí, te están pasando a vos.
Cuando se pase el shock, debería comenzar por el post de abajo, y retomar un debate tan viejo (o no tanto?) como la madre trabajadora. Por ahora déjenme seguir saboreando los nuevitos, redonditos y mojados 30.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Frustración

Me frustra en un modo importante no lograr que mi hijo vaya contento a la guardería. Sé que es el mínimo precio que nos tiene que hacer pagar por todos los cambios a los que lo sometemos, pero verlo llorar cada vez que lo dejo, escucharlo desde que se despierta "guarre nooo", y enfrentarme a sus compradores "mañana mamá, sí? mañana la guarre, ahora toboán, sí?" es como demasiado para mi no muy recio temperamento. Yo generalmente no claudico, pero lo mando una horita y media, dos horas... así, casi como un chiste. El padre si tiene la mañana libre ya está, es causa perdida, se lo lleva al mar. Y yo digo y sostengo que así nunca se va a acostumbrar. Entonces ahora lo llevé un par de horas a la tarde, a ver si con el horario cambiado disfruta más. Y yo logro terminar una nota urgente sin tener que levantarme a las seis o trasnochar hasta las cuatro. Vicisitudes de los home-workers... (no, problemas no, no tengo la desfachatez de llamar a esto un problema! pero necesitaba decirlo!).

jueves, 12 de noviembre de 2009

Orlandina

Yo tenía el post en la cabeza todo el tiempo, lo juro. Lo que pasa es que iba a resultar de verdad muy aburrido. Iba a ser "¿Viste cuando no tenés nada, absolutamente nada de qué quejarte? Bueno así estoy". Y sí, es así sinceramente. Ahora hay algunos detalles como para empezar a activar la maquinaria de la queja, como para que no se herrumbre, pero en general, estoy tan agradecida a la vida, a haber tenido paciencia, a haber sabido esperar (bueno, más allá de algún que otro exabrupto que me habrán tenido que aguantar en cuatro meses de incertidumbre en argentina, pero creo que se perdonan). Porque esto es así, muy una lotería. Te dicen "Capo D'Orlando", una googleada (primera cosa que hago, obviamente), y bueno, allá vamos. Pero bien podría haber sido un bodrio, un lugar como el que caí el año pasado en el primer mes y medio, en ese hotel de mala muerte en el que casi me pego un tiro sin haber festejado aun el primer cumple de mi hijo!
Ciudad chiquita, exactamente las mismas dimensiones de mi Morteros -para las que se habían quedado con la duda de mi pueblo de calles anchas en la pampa cordobesa- con la salvedad de que aquí tenemos el mar de un lado, y el monte del otro. Es realmente una belleza. Me encanta salir a caminar y saber que hago tres cuadras y bajo al mar, y hago otras tres y está la peatonal, llena de jueguitos para Emilio, y negocios coquetos, y bares y heladerías, donde tomarse un capuccino y probar todos los días una masa distinta (mi vecina me lleva por mal camino), de los canolis (el típico dulce siciliano), a las más insólitas formas que hicieron para Halloween.
La casita es chica pero nueva y "acogedora", diría mi hermana. Tenemos una aspiradora que compartimos con la vecina y esa pavada me hace feliz, jajajaja. Hace años que pido una aspiradora porque la escoba y la palita no sacan la mugre como estos robots que usan acá todas las italianas, y ahora el club me dio el gusto. La compartimos con mi vecina, la mujer del otro jugador. Claro, mi vecina es otro detalle importante de esta nueva vida. La aspiradora va y viene como van y vienen también nuestros hijos, la manteca, el huevo, las fuentes de la cocina, el cucharón, o los platos con pasta al pesto de pistachos (una delicia que probamos acá), la lasaña del marido (medio argentino-medio italiano) y las invitaciones a café, a pasear, a cenar... Mónica es así, como una caricatura, es como salida de una serie. Ella habla y yo no puedo parar de reírme. Es hiper simpática y me encanta verlos discutir con el marido. Es mejor que ver Casados con hijos, y eso que esa Mónica también me hace reír mucho!! Es italiana del norte, del Piemonte, y está llena de los clichés esos que escuché durante todos mis años de terrona acerca de la gente que vive por allá arriba (como por ejemplo, vestirse de Gucci de los pies a la cabeza, pero no gastar un euro en un pelapapas!). Pero también me desmorona muchos otros prejuicios con su espontaneidad, su generosidad, su sentido del humor.
Ya volveré con más anécdotas... esto no termina acá! Es que los albañiles hace tres semanas que taladran sobre nuestras cabezas, y es ya un milagro que Emilio haya dormido hasta recién! Ja, vieron, de algo me tenía que quejar.