martes, 24 de febrero de 2009

A las señoras madres... (y también hijos y maridos, por qué no)

Como ando con poco tiempo para elaborar ideas propias, me hago eco de esta encuesta de Vale, que vendría a ser como el dilema existencial de mis días (desde hace 16 meses). Vamos, que cuantos más respondamos, más valor científico tendrá nuestro sondeo!
Las madres del siglo 21 pedimos la solidaridad del mundo!!!

Besos y gracias a todos por alegrarse conmigo por mi felicidad.
Sigo disfrutando así siguen poniéndose contentos. Sólo por ustedes, je.

jueves, 19 de febrero de 2009

estamos paseando!!

en breve volvemos...
en tanto, pueden espiarnos en flickr!

mucha, mucha felicidad!! :)

martes, 10 de febrero de 2009

Apurones de último momento

Ahora sé de dónde saliste vos, me dice mi hermana.
Mi vieja está a escasas cinco horas de subirse a un colectivo, para irse a Buenos Aires y mañana partir para aquí, y aun no tiene la valija hechaaaaa!!!!
Claro, laburó hasta último momento, quiso dejar todo listo, todo bajo control, todos los papeles firmados, etc, etc. Pero la valija, cero. Ah sí, y armó la de Luis también.
"hasta me preguntó qué me llevo", acota mi hermana, y nuevamente me río fuerte.
Me acuerdo de mis corridas, de las veces que llegaba del laburo corriendo, y fin de semana tras fin de semana me tenía que subir a un colectivo que partía en poquitas horas, para ir a ver a quien hoy es mi marido.
Justo a mí, armar fin de semana de por medio valijas, que soy negada, negada para eso.
"Falta que te diga armame las mudas", le digo a Anita...
Esa era mi pócima, mi abracadabra, cuando la cabeza no me daba más y no tenía ganas de ponerme a pensar qué llevarme, le decía que me armara ella los equipitos y la santa me armaba la valija mientras yo no sé qué carajo hacía. Seguramente me bañaba. Y no fallaba nunca.
Eso era lo lindo de vivir entre tres hermanas. Te juro que nos complementábamos a la perfección. No sólo era el guardarropas multiplicado. Era que lo que no tenía una como virtud, lo tenía la otra. Ellas las dormilonas, yo la hinchabolas que les preparaba el desayuno y las hacía levantar. Yo negada para la ropa, ellas mis asesoras de estilo, mis lavadoras profesionales, mis planchadoras, mis acomodadoras de placard. Y así infinidad de cosas.
Cuánto tuve que aprender en estos años de autonomía. Tuve que aprender a hacer todo solita. Sin Angie que lave los pisos, que deje todo reluciente en un sábado de huracán hacendoso. Sin Ana que cocinara, o que lavara los platos alternadamente.
Y eso que tengo un marido co-la-bo-ra-dor (lo aclaro porque después viene y dice que soy desagradecida!).
Pero como ellas no hay. Eramos el trío perfecto!
Y ahora no sólo me las tengo que arreglar con mi propia almita, con mi propia vida, sino también con la de dos hombres.
A veces pienso que sí, que definitivamente soy negada para todas estas cosas prácticas de la vida.
Otras descubro que no. Que es cuestión de voluntad. Y a fuerza de insistir, creo que hasta me sale bien ser ama de casa no tan desesperada.

lunes, 9 de febrero de 2009

Mi mamá y mi suegro

Este tema creo que ya lo toqué por arriba en otras ocasiones, pero bueno, ahora urrrrrrge explicar un poco las cosas, porque en esta familia las ramas del árbol genealógico se han enredado un poco más de lo normal, digamos.
El jueves llega mi mamá, como ya saben, recontra saben y se han puesto más que felices por mi alegría. Pero con mi mamá llega también mi suegro. O sea, el papá de Pablo. La felicidad es doble. O cuádruple. O quíntuple. Porque Pablo podrá llevar a Luis a ver los entrenamientos, charlarán eternamente de básquet, se irán los tres con Emilio al parque, disfrutarán de esas cosas de hombres, hablarán de autos, de historia, discutirán algún documental, y de nuevo más babas con Emilio, Miñooo, como lo bautizó mi suegro-padrastro a su nieto por partida doble.Y Pablo estará súper feliz, y Luis ni hablar, le parecerá un sueño compartir la vida diaria con este hijo que hace desde los 18 que gira por Argentina y por Italia, y que es tan independiente, y que sin embargo también necesita tanto de ese calor paternal.
Y mi mamá no va a caber en sí misma de tenernos toditos para ella, a mí, al Pastorcito, de acompañarme al mercado, de elegir juntas la verdura, la carne, volver y cocinar ("cocinar para mí es un placer, así que alguna vez me vas a dejar hacerlo", me anticipó el otro día cuando le dije de mis intenciones de no dejarla ni acercarse a las hornallas), de recorrer las calles italianas, de ver el Mediterráneo, de ver ruinas romanas, de conocer Europa.
Y Emilio feliz con tantos mimos. Y yo feliz por mí y por cada uno de ellos.
Mi mamá quedó viuda a los 39 años, algo que para mí es muy doloroso, por eso trato de no hablar mucho de esto. Durante cuatro años se la bancó con una entereza increíble, nunca la vi tirada llorando, salió a trabajar (más que antes) haciendo de padre y de madre, no nos hizo faltar nada, mis hermanos y yo (entre 15 y 9 años) la ayudamos en todo lo que podíamos. Nos las arreglamos bastante bien, como pudimos. Nos unimos más que nunca. Entre hermanos y con mi vieja. Yo sé que nuestra relación es indestructible, pase lo que pase, y es una de las cosas que me hace más feliz en la vida.
Un año después de que mi papá muriera, yo conocí a Pablo, y empezamos nuestra primera etapa de noviazgo... hubo peleas, alejamientos, reconciliaciones. Pero aquí estamos todavía.
En el 98 me parece, el papá de Pablo se divorció de su mamá, se quedó con su hija en su casa, sus dos hijos mayores ya estaban uno estudiando, el otro jugando al básquet. Pasó un tiempo, y un día así como si nada (me acuerdo, estábamos lavando y secando platos, respectivamente), mi mamá me dijo: "sabés qué, yo no saldría con ningún hombre en este momento de mi vida, pero si realmente pensara en alguien, ése podría ser el papá de Pablo". Y así fue, le comenté a mi noviecito, que justo estaba de receso del básquet, y él al interesado, obviamente, y fueron tardes de mate, de jugar a las cartas los cuatro, y luego de salidas los dos solos... y empezó la relación. Una relación que hace felices a dos personas estupendas, a dos personas que quiero mucho, a dos personas que se merecen mucho esta felicidad.
No fue fácil para los hijos de ambas partes. A veces, bastante seguido, tenemos reclamos, o diferencias de criterio. Somos una familia numerosa y enquilombada. Cuatro hijos de nuestra parte, siete del otro. La ex del nuevo marido de mi mamá, que a su vez tiene un nuevo marido, que es mi suegra y abuela de Emilio. Tíos de parte de mi papá que seguiremos siempre queriendo como familia del alma y de sangre. Tía de parte de Luis que tiene excelente relación con mi mamá, su nueva cuñada. Abuela de Pablo que es casi como su mamá, a la cual yo también quiero mucho... mis abuelos que adoptaron a Luis casi como un hijo más. Pueden imaginarse lo que son las fiestas familiares... lo que fue el bautismo de Emilio!!!

Ahora estaremos aquí solos los cinco, y podrán disfrutarnos como nunca, sin tironeos, sin reclamos, sin culpas. Se lo merecen, de verdad.



martes, 3 de febrero de 2009

No era sólo idea mía...

A los hechos me remito:
En este mes de enero que acaba de pasar, se registró el récord absoluto de lluvias en Nápoles y alrededores (según el Observatorio de la Universidad, que funciona desde 1872).
Fueron nada más y nada menos que 321 mm. El viejo récord quedó chiquitito... apenas 280,2 mm en otro enero, allá por 1915.
Además, así como para que me quede tranquilita, agregan en el diario que considerando que en esta zona las precipitaciones anuales promedio son de 870 mm, en el hermoso y mojado mes que acabamos de despedir (y acá hago una cuenta estúpida), se acumuló más de un tercio del previsto!!!!
Ves, por eso extraño tanto Cagliari. 300 días de sol. Pero el 2009 ha sido así extraño, porque hasta en la isla del sol eterno hubo récord de lluvias, inundaciones y aludes impensables.