martes, 22 de octubre de 2013

Los seis de Emilio, la bienvenida al segundo trimestre y la dicha infinita

La dicha infinita es Ella, Federica, la princesa de la paz, la risa constante, el amor hecho personita. Mientras tanto, los seis de Emilio llegaron justo cuando entraba en el segundo trimestre de esta panza que crece, lo que hace que mis energías hayan estado apenas comenzando a repuntar. Emilio es, a los seis, ese mismo torbellino de energías de los dos añitos, pero ahora canalizado hacia su enorme pasión, el fútbol; hacia hacer tantos amigos como se pueda; hacia participar de tantas "jodas" como se pueda; leer Gaturro, jugar con su hermanita y con su perra, alternar entre ser un amor de hermano mayor que me ayuda en todo o un mar de celos incontenible. Finalmente las náuseas pasaron y parece que se viene otro varoncito. Dejo fotos para que el aggiornamento sea completo! En breve regreso por acá.

viernes, 16 de agosto de 2013

Julio

Julio fue así, como el post que precede a este. Mitad felicidad enorme y relax por "al menos no dar clases" quince días. Pero de locos por el lado de las traducciones. Llegaron tres clientes nuevos con encargos lindos y grandes, y los habituales me tuvieron muy entretenida. No hubo día en el que no tradujera. Al final del mes, como nunca, tuve lío con la facturación (tarea de la que se encarga mi maridito). Fue lindo. Fue productivo. Fue lleno de adrenalina. Fue sentir que esto de freelancear va en serio. Que se puede vivir de esto y muy bien. Que estoy haciendo las cosas bastante bien. Que mi sueño que empezó en 2009 dio sus frutos, y ya los estaba dando antes, y que aunque yo siempre lo tuve como "mmm, sí, pero no sé", ahora me doy cuenta de que lo tengo que pasar al rubro "sí, claro, cómo que no". Y poner todas las fichas en esto. Tienen que pasar varias cosas para que uno se dé cuenta de cuáles son las prioridades y también, a veces, se trata simplemente de creer en lo que uno hace. Lo bueno es que nunca me quedo quieta. Por si acaso. Pero entre tanta adrenalina, y planes, y fechas y entregas, hubo algo que se me escapó de las manos. Y aunque en un primer momento debo admitir que no me lo perdonaba, porque "cómo me va a pasar a mí", cómo se me va a pasar así... ahora lo estoy disfrutando y agradeciendo. Se viene nuestro tercer hijo. Lo escribo y no lo creo. No estaba en mis planes racionales ahora, en este momento, pero siempre estuvo en mi corazón. Hoy cuando vi por primera vez su corazoncito latiendo, como una mariposa aleteando rápido dentro mío, supe que deseaba desde siempre que llegara este momento. Otra vez. Quizá fue pronto. No planeado. Sorprendente. Quizá, seguramente, fue mejor así. Bienvenido a nuestras vidas.

jueves, 4 de julio de 2013

Entrando en modalidad Winter holidays!

Oh, nunca deseé tanto que llegaran las vacaciones de julio, winter holidays, oh yeah! No sé si conté (no, obvio, no conté, si no tenía tiempo ni de respirar) que empecé a dar clases de idiomas, a despuntar un poco el vicio de la docencia, vocación, amor al arte, pasión, como quieran llamarlo. Muy lindo todo pero qué gran laburo. Tampoco sé bien por qué, aunque quizá sí, es ese vicio maldito de creer que una puede con todo, me cargué de horas, varias horas, a la mañana, a la tarde, a la siesta, a la nochecita, cortando en los horarios claves de búsqueda de niños, merienda, llevada de Feda a la guardería, etc. No solo me propuse como profe de italiano en una academia privada, lo cual me en-can-ta y me sirve para seguir en contacto con mi adorada península, sino que también sumé varias horitas de inglés en la misma academia (por las dudas que no haya tantos alumnos de italiano y total sabemos que en la academia es bastante tranqui, porque son grupos chicos y la gente viene porque quiere, y no es tan desgastante como en el secundario... ah sí, porque también el año pasado me puse al hombro una suplencia de inglés en un colegio, locuras que uno hace en esta vuelta y readaptación al pago chico). A todo eso sumale que sigo con mucho trabajo freelance con traducciones y comunicaciones varias. Y el tira y afloje constante con marido: dedicate a eso, que eso te permite trabajar a nivel global, que ganás en euros, que ganás en dólares, que las horas de trabajo te rinden más, que acordate que a mí en unos años se me acaba el curro de jugador de básquet y qué vamos a hacer, sí pero yo necesito salir de casa, el contacto con la gente, estar todo el día frente a la compu me cansa, necesito enseñar, quiero enseñar, es gratificante, etc, etc, etc. Ja. Acá estoy. Traducciones y trabajos freelance llegan a montones. No digo que no. Las horas de clases son las que son. Intento recortarlas y no puedo. Las demandas de los niños son las que son. Gracias al cielo Pablo tiene un trabajo muy tranqui -benditos sean los deportistas profesionales- y tengo a mi madre, mi abuela y una niñera que vale oro, aunque viene solo cuatro horas a la mañana, es una gran mano. Consecuencia: me levanto casi todos los días a las cinco, o cinco y media, corro todo el día, con suerte me tiro media hora a la siesta con Federica en la cama grande para recuperar aire, oxígeno, energías, etc. y sigo, sigo, sigo. Llegué a tener la espalda en tal estado que lloraba con solo mirar la compu. Hasta que hice uno de los mejores descubrimientos de este 2013: el quiropráctico. Que en dos sesiones de 10 minutos me dejó como nueva y lista para el súper nuevo mega proyecto de miles y miles de palabras que me está quitando el sueño por estos días. Es todo como muy frenético. Mis hermanas que viven en la gran ciudad no pueden creer que yo lleve esta vida viviendo en una mini ciudad de menos de 20 mil habitantes. Claro, ellas no tienen hijos, punto uno. Punto dos, quizá esto es consecuencia de haber estado varios, varios años como en modalidad stand-by, viendo qué onda, haciéndole el aguante a Pablo en su carrera y relegando muchas de mis cosas a terceros planos. Ahora es él el que me hace el aguante a mí, aunque claro, este ritmo no sé cuánto más lo vamos a soportar! Neurótica yo? ja! Y en el medio, una casita hermosa que alquilamos desde hace casi diez meses, compra de muebles y electrodomésticos en mil quinientas cuotas, auto y moto para poder movilizarnos a todo lo que da por las calles tranquilas o relativamente tranquilas de mi ciudad, todo va como en cámara súper rápida. Hasta Federica, que se me transformó sin darme cuenta en una nena adorable que casi tiene dos. Hoy fui a averiguar todo para su cumple y pensaba eso: llegar a los dos de Emilio fue lento, trabajoso, recuerdo largas tardes sola, en mi casa de Italia, sacándole fotos, blogueando, matando el tiempo... los dos añitos de Federica volaron, fueron un sucederse vertiginoso de cosas lindas, no tan lindas, sorpresivas, imprevistas, pero tan llenas de amor, de gente, de risas, sonrisas, brazos y abrazos que a veces cuando veo que con todo lo que hacemos apenas llegamos a fin de mes y que sobre es algo extraordinario, no me importa tanto... sí es cierto, me pica a veces el bichito de la inquietud, de volver a levantar vuelo. Pero que los dos primeros añitos de mi hijita hayan pasado así, con tanta contención, no tiene precio. Quién sabe, la vuelta fue para eso, para la crianza, para recargar amor, para pensar un poco, para parar esa lejanía y esa itinerancia que a veces llegaban hasta a doler, casi como un dolor físico. Me siento más entera, tranquila, madura, es como si me hubiera sacado las ganas de hacer tantas cosas que allá no podía, no se daban. Es como que también me ayudó a poner los pies sobre la tierra y saber qué es lo realmente clave, esencial en la vida. Resumiendo, algo así estuvo pasando en todos estos meses. Los dejo, me siguen esperando los proyectos de traducción, Federica duerme y Emi están en el cole. Hay que aprovechar.

lunes, 24 de junio de 2013

Hablando de itinerantes...

Dicen que viajando se fortalece el corazón... y nosotros el año pasado tuvimos el inmenso placer de conocer, en Buzios, a esta familia de franceses que están recorriendo el mundo en su casita rodante!!! Les recomiendo el blog, que está en francés, y les dejo el link en el que hablan de nuestro encuentro!! Los Manohé!!

domingo, 23 de junio de 2013

Y un buen día...

¡Volví! Varios factores me movilizaron, me sacudieron, me hicieron volver a encender la chispita del blog. Una, fundamental, necesito volver a escribir. Escribir me ayuda a pensar mejor. A organizar mis ideas. A mantener los pies sobre la tierra, pero también a tener las alas abiertas para poder soñar. Hace un año comuniqué (con bastante euforia, admito) que nos quedábamos, con mucha alegría pero también incertidumbre. Después de siete años de vida itinerante y de haber formado una familia con ese esquema de vida, con patrones, hábitos y costumbres italoargentinas, no tenía ni la menor idea de si este experimento de volver a las raíces iba a salir bien. Pero tenía muchas ganas de probar. Y así fue. Hoy mi euforia y mis ganas de vivir en Argentina a veces flaquean. Y muy seguido me castigo por eso. Pero no es fácil vivir en nuestro país, gente. Cada vez más seguido me planteo cómo hacen (hacemos) todos para vivir así. Con la inflación del 32%, los robos de los políticos en nuestra cara, los sueldos que no alcanzan, niñera para los chicos para que los dos padres laburen 10 horas por día afuera, simplemente para llegar a fin de mes. Y sí, está todo el resto: asados, amigos, familia, contención, risas, encuentros, buena onda. Pero el reniegue cotidiano no me lo estoy bancando mucho. Y más lo miro a futuro, peor lo veo. Cada vez que pienso en el alquiler, las boletas por pagar, la obra social, y las mil y una cosas de principios de mes, veo cómo se diluye lo que ganamos y cómo nos endeudamos con las tarjetas. Me odio por pensar así. No me permito no adorar la Argentina que tanto extrañé. Pero a veces la realidad me cachetea y no sé si esto es lo que quiero. Prepárense, la catarsis recién comienza.